La migración y la adaptabilidad
- Perito Traductor

- 29 sept
- 3 Min. de lectura
Por Valeria Largaespada
Migrar es mucho más que viajar de un lugar a otro. Es, en la mayoría de los casos, una experiencia marcada por la esperanza, la pérdida y la reconstrucción de la identidad. Los migrantes, aunque compartan el hecho de cruzar fronteras, viven realidades muy distintas: algunos buscan mejores oportunidades económicas, otros huyen de la violencia, y otros son forzados a dejar su hogar por causas ambientales. En este artículo de CONNECTIN, un equipo de traductores profesionales del inglés, francés, alemán y español, recuperamos fragmentos de historias de migrantes para mostrar cómo, detrás de los números y las estadísticas, existen vidas que resisten y se transforman a través de la esperanza.
Cabe mencionar que, a través de varios años traduciendo, hemos podido ayudar a muchos migrantes y reconocemos el gran esfuerzo físico, económico, emocional y psicológico que conlleva migrar en cualquier tipo de circunstancia, por lo tanto queremos ayudar a través de este blog a todos nuestros lectores que se encuentren en la misma situación.

María, originaria de Oaxaca, decidió migrar a Estados Unidos en 2005. Su motivación fue clara: «No había trabajo en mi pueblo, apenas alcanzaba para comer». Al llegar a Los Ángeles, enfrentó la dificultad del idioma y la falta de documentos que le permitieran acceder a un empleo formal. Durante años trabajó limpiando casas, enviando dinero a su familia en México. Aunque la experiencia estuvo marcada por la soledad y el miedo a ser deportada, ella también encontró fortaleza en las redes comunitarias: «Una vecina me llevó a una iglesia donde conocí a otras mujeres como yo. Sentí que no estaba sola» (Castles, de Haas & Miller, 2014).
La historia de María nos muestra la experiencia de miles de migrantes económicos: enfrentan la explotación laboral, pero también desarrollan estrategias de resiliencia y construyen comunidades en el exilio.
También, tenemos la experiencia de Ahmed, un joven sirio, que estuvo marcada por la violencia de la guerra civil en su país. Tras perder a parte de su familia en un bombardeo, huyó hacia Turquía y posteriormente solicitó asilo en Alemania. En sus palabras: «Dejé atrás todo: mi casa, mis amigos, mi idioma. Llegué con una mochila y un corazón lleno de miedo». El proceso de asilo fue largo y desgastante, lleno de entrevistas y esperas interminables.

Sin embargo, al acceder a programas de integración en Berlín, Ahmed aprendió alemán, retomó sus estudios universitarios y encontró en la música un refugio emocional. Su caso muestra cómo el desplazamiento forzado está atravesado por el trauma, pero también por la posibilidad de reconstrucción cuando existen políticas de acogida adecuadas (UNHCR, 2023).
La migración también se da por factores climáticos. En Honduras, después del paso de los huracanes Eta e Iota en 2020, miles de familias quedaron sin hogar. Entre ellas estaba la familia López, quienes perdieron su casa y sus cultivos. Decidieron emprender el camino hacia México en busca de seguridad. «No queríamos irnos, pero ya no había nada. La tierra se había inundado y no teníamos a dónde volver», relató don Juan, el padre de familia.
Su travesía estuvo marcada por la incertidumbre y el miedo a las detenciones en el camino, pero también por la solidaridad de comunidades que les ofrecieron alimento y refugio temporal. Este tipo de migración climática, aunque menos si visibilizada, es cada vez más frecuente y obliga a repensar las políticas internacionales (IOM, 2022).

Lo que une estas historias es el proceso de transformación de la identidad. Tanto María como Ahmed y la familia López tuvieron que reinventarse en contextos nuevos, cargando con la nostalgia del lugar de origen y, al mismo tiempo, con la esperanza de construir un futuro diferente. La migración, aunque dolorosa, también puede convertirse en un espacio de crecimiento y aprendizaje.
Como señala Bhabha (2011), las experiencias migrantes suelen producir identidades híbridas, donde conviven la cultura de origen y la del país receptor. Este cruce de caminos culturales, aunque complejo, da lugar a nuevas formas de pertenencia.
Por lo tanto, es importante migrar de forma consciente. Y, por suerte, existe más y más literatura al respecto.
En este blog puedes encontrar mucha información al respecto:
Las experiencias de los migrantes no pueden reducirse a estadísticas, los migrantes no son sólo un número, cada historia está cargada de esperanza y dolor. Son, sobre todo, relatos de vida atravesados por la esperanza, el dolor, la resiliencia y la capacidad de adaptación. Escuchar estas historias nos permite comprender que la migración es un fenómeno profundamente humano, en el que cada trayecto encierra un acto de valentía. Reconocer esta diversidad de experiencias es esencial para construir sociedades más empáticas y solidarias, donde los migrantes sean vistos no solo como quienes llegan, sino como quienes aportan, resisten y transforman.

Referencias:
Bhabha, H. K. (2011). The location of culture. Routledge.
Castles, S., de Haas, H., & Miller, M. J. (2014). The age of migration: International population movements in the modern world. Palgrave Macmillan.
International Organization for Migration (IOM). (2022). World migration report 2022. IOM. https://worldmigrationreport.iom.int/
United Nations High Commissioner for Refugees (UNHCR). (2023). Global trends: Forced displacement in 2022. UNHCR. https://www.unhcr.org/global-trends-report-2022




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