Manual para manejar palabras con múltiples significados
- Perito Traductor
- 19 ago
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Por Valeria Largaespada
Como ya hemos hablado en diferentes artículos, la traducción es un arte más complejo de lo que podemos imaginar, que requiere múltiples análisis acerca del contexto, la intención comunicativa y la cultura. Uno de los mayores retos de los traductores es la polisemia, es decir, la pluralidad de los significados de una expresión lingüística, ya que esta plantea dilemas en la interpretación y en la equivalencia. Un error en la elección del significado de la palabra puede alterar el sentido original del texto, generar ambigüedades o incluso producir errores graves en ámbitos especializados como el jurídico, el médico o el literario.

En este artículo de CONNECTIN, un equipo de traductores profesionales en inglés, francés y alemán, analizamos el fenómeno de la polisemia desde una perspectiva traductológica, sus principales desafíos en diferentes campos de la traducción y las estrategias que permiten al traductor manejarla de manera eficaz.
La polisemia es la capacidad de una palabra para tener múltiples significados relacionados entre sí dentro de una misma lengua (Cruse, 2011). A diferencia de la homonimia, en la que dos palabras distintas coinciden en su forma pero no en su origen ni en su significado, la polisemia implica una relación semántica entre las acepciones. Por ejemplo, la palabra banco en español puede referirse a una institución financiera o a un lugar donde sentarse, significados que, aunque distintos, comparten una raíz conceptual relacionada con el lugar donde algo se deposita.
En inglés, el término date es otro ejemplo clásico: puede significar la fecha para determinar el día del mes o año que se especifica, y en otro contexto, a una salida social o romántica con alguien. Para el traductor, seleccionar el significado correcto requiere más que conocimiento lingüístico: demanda un análisis contextual y cultural (Venuti, 2012).

La polisemia presenta distintos retos según el tipo de texto:
Textos literarios.
En la literatura, los autores suelen jugar con la ambigüedad y la riqueza semántica. Un traductor de poesía o narrativa debe decidir si conserva la ambigüedad, la resuelve o la adapta, lo que implica un delicado equilibrio entre fidelidad al original y claridad para el lector (Bassnett, 2014).
Textos técnicos y científicos.
En ámbitos especializados, una mala interpretación puede alterar por completo el mensaje. Por ejemplo, el término inglés screening en medicina puede traducirse como “tamizaje”, “detección” o “cribado”, dependiendo del contexto. El traductor debe dominar la terminología del área para evitar errores.
Textos jurídicos.
En derecho, la polisemia se convierte en un problema crítico, ya que los conceptos legales no siempre tienen equivalentes exactos en otra lengua. Términos como equity en inglés pueden variar de significado según el sistema legal al que pertenezcan (Cao, 2007).
Traducción audiovisual.
En subtítulos o doblaje, la polisemia se ve condicionada por la brevedad, el espacio o el ritmo. Aquí, el traductor debe escoger la acepción más natural sin perder la coherencia del diálogo.
Existen diversas estrategias para abordar este fenómeno, que combinan el conocimiento lingüístico, la competencia traductológica y el análisis cultural:
Atención al contexto.
El contexto lingüístico y situacional es la herramienta más eficaz para desambiguar significados. Como sostiene Hurtado Albir (2019), el traductor debe identificar el propósito comunicativo y el público meta antes de elegir la acepción.
Consulta de corpus y fuentes terminológicas.
El uso de corpus bilingües y monolingües permite verificar cómo se utilizan los términos polisémicos en distintos contextos reales. Además, los glosarios especializados y las bases de datos terminológicas como IATE o Termium son recursos indispensables.
Paráfrasis y adaptación.
En ocasiones, no existe una traducción única que cubra todos los matices de la palabra polisémica. En esos casos, la paráfrasis o la adaptación cultural pueden resolver el problema, aunque exigen cierta creatividad.
Colaboración interdisciplinaria.
En textos especializados, es recomendable que el traductor consulte con expertos del área para garantizar precisión y evitar malentendidos (Montalt & Davies, 2007).
Uso de notas o aclaraciones.
En traducción académica o literaria, cuando la polisemia forma parte del estilo o de la intencionalidad del autor, se pueden utilizar notas al pie para explicar al lector los posibles significados.
El traductor se enfrenta constantemente a la tensión entre fidelidad al texto original y comprensibilidad en la lengua meta. La polisemia resalta esta tensión, ya que muchas veces el original permite múltiples interpretaciones que el traductor debe reducir a una sola opción. En estos casos, se evidencia la dimensión interpretativa del acto traductor, donde no existe una única solución correcta, sino decisiones justificadas según el contexto, la finalidad del texto y el público receptor (Venuti, 2012).

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Referencias:
Bassnett, S. (2014). Translation. Routledge.
Cao, D. (2007). Translating law. Multilingual Matters.
Cruse, A. (2011). Meaning in language: An introduction to semantics and pragmatics. Oxford University Press.
Hurtado Albir, A. (2019). La traducción en la enseñanza de lenguas. Edelsa.
Montalt, V., & Davies, F. (2007). Medical translation step by step: Learning by drafting. St. Jerome Publishing.
Venuti, L. (2012). The translator’s invisibility: A history of translation. Routledge.
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